El Centro del Hombre Azul
Lo vi al atardecer, la luz del desierto a esa hora del día es como de otro planeta. Iba por la cresta de la duna, siempre paralelo a nuestra marcha. Desierto profundo, no crees que haya nadie que viva o pulule por allí; pero allí estaba, su andar indolente, como aquel al que le llevan los pies al lugar que ellos decidan.
Mi etapa de unos 38 kilómetros estaba finalizando. Lo perdí de vista y me concentré en lo mío, andar, resistir. De nuevo estaba allí, dudé, por un momento si era real; me miraba en la distancia como yo lo miraba a él. Se paró y me paré. Nos observamos unos instantes, se dio la vuelta y desapareció detrás de una duna. No lo volví a ver.
A menudo viene a mi memoria, el hombre de azul es el símbolo de mi equilibrio, mi centro, aparece y desaparece, me duermo y él se marcha, miro hacia adentro y él aparece mirándome desde la lejana y, a la vez, cercana distancia. Me recuerda quien soy de verdad...El hombre azul, con su caminar lento me habla de la vuelta a casa.
Sed felices, o al menos intentadlo...

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